Fin de semana en San Diego

Hace tres fines de semana nos fuimos a San Diego. Aprovechando que el lunes 27 de mayo era fiesta en EE.UU. y que teníamos millas suficientes con Delta para volar por la cara nos bajamos al sur de California para disfrutar del clima, el ambiente y la cerveza. Y la verdad, lo conseguimos. El tiempo fue espectacular, sobre todo comparado con lo que estamos acostumbrados en Seattle, el ambiente muy agradable, y la cerveza… impresionante.

Llegamos el domingo por la noche y cenamos en el hotel por los pelos. Cerraban uno de los bares a las doce y a menos diez estábamos pidiendo. Tenían Stone IPA, así que no había mucho que pensar en tema de bebida. La primera iba a ser un clásico. Y me sorprendió lo diferente que es en vivo y en directo, de barril y en casa, comparado con la que tomamos a 2.000 kilómetros normalmente de botella. El aroma y el sabor mucho más vivos, más frescos. La misma cerveza, pero diferente. De ser una IPA amarga casi sin más, que deja ver su edad en comparación con sus competidoras más jóvenes pasa a ser una gran cerveza con un gran equilibrio de aroma, amargor y malta. ¿Quién lo iba a decir?

Stone IPA, fresca en el hotel. Buen comienzo de viaje.

El sábado por la mañana salimos pronto a dar una vuelta por la ciudad. Empezamos yendo a Point Loma a ver el faro, que está dentro de una base militar. Vistas impresionantes de la ciudad y el hacia el Pacífico y de ahí, después de un buen paseo nos encaminamos a Ocean Beach, donde disfrutamos de un ambiente muy agradable y del espectáculo de los cientos de surfistas en el agua. Llega la hora de comer y aprovechamos para visitar Pizza Port Ocean Beach, el último de los locales de una de las cervecerías más antiguas de San Diego. Fundada en 1987 como pizzería, sirven su primera cerveza de producción propia en 1992. Y sus propietarios, los hermanos Vince y Gina Marsala, fundan en la antigua fábrica de Stone en 2006 Port Brewing y Lost Abbey, dos de las marcas de más renombre no sólo de San Diego sino de todo el país.

Pizza Port en Ocean Beach, San Diego

El sitio es grande, pero no amplio. Lleno de mesas corridas que se comparten por diferentes grupos y con diferentes ventanas en las que pedir tanto la comida como la bebida. El ambiente es agradable y está hasta arriba.

Dentro de Pizza Port

Allí empiezo por saborear una bandeja con cuatro muestras de sus cervezas. Las elegidas son Jetty IPA, Three’s Company, Saison De Seins y Beer Hunter. Todas están bien, pero esta última se sale de lo corriente. Una belga fresca y ligera con el sabor y aroma que esperas del estilo: ¡Bélgica en California! Realmente sorprendente. Después de las pruebas decido pasar a mayores con una Night Rider Bourbon Barrel Aged Imperial Stout. 10% de alcohol en una American Imperial Stout repleta de sabor y de aroma a chocolate, aunque le pierde una ligera falta de cuerpo. Una buena forma de terminar la comida y ya estamos listos para la afrontar la tarde.

La tarde continúa con paseos por diferentes playas, incluyendo Children’s Pool Beach (la playa de la piscina de los niños) en La Jolla, una «piscina» creada en 1932 para ser usada por niños por su protección, pero que poco a poco ha sido tomada por los leones marinos y las focas. Por supuesto, hay controversia sobre si la zona debe ser utilizada por los niños, los animales, o ambos. Pero volviendo a lo nuestro, es decir la cerveza, llegada la noche teniamos reserva para cenar en Stone World Bistro and Gardens en Escondido. Por desgracia, el tour de la fábrica fue imposible, pero aún con eso la experiencia mereció mucho la pena.

Stone World Bistro and Gardens

Como sé que la noche va a ser larga, empiezo pidiendo su cerveza más ligera, aunque muy sabrosa: Levitation Ale. Una amber ale con solamente 4.4% de alcohol a la que me agarro mientras paseamos por el local. Está pegado a la fábrica de Stone en Escondido, a unos 40 kilómetros de San Diego, y se divide en un restaurante con una impresionante terraza y muy amplios jardines, lago incluido, un bar con una lista impresionante de cervezas tanto de la casa como de otras micro cerveceras de todo el mundo, y una tienda de  recuerdos varios en la que se puede encontrar desde diversos vasos dedicados a varias de sus cervezas, camisetas, gorras, y hasta las famosas piedras que colocan tradicionalmente en los grifos de los bares.

Después del paseo por el local y las compras de rigor, que incluyeron una botella/garrafa de un litro, un vaso de pinta imperial y una copa tipo tulipa de su Imperial Russian Stout estábamos listos para sentarnos; o mejor dicho estaba lista nuestra mesa, porque nosotros nos hubiéramos sentado antes. Empezamos compartiendo unos pretzels y el humus casero acompañado de panecillos tipo «cracker» hechos de la cebada utilizada para la cerveza. Para acompañar, una Arrogant Bastard Ale, que era la primera vez que la tomaba de grifo y me pareció incluso mejor que de costumbre. De segundo me tomé la versión vegetariana de su pollo Tikka Masala acompañado de una Smoked Porter, otra de sus cervezas que me encanta. La combinación no fue la más adecuada, sin embargo, con pelea total entre los sabores intensos tanto del plato como de la cerveza. Y para postre una Imperial Russian Stout y un café. En general la experiencia del local es muy agradable, la comida de buena calidad y con un precio razonable (terminamos pagando $80 por dos personas), pero el sitio en general y el servicio es lo que más me impresionó. Todo está pensado para que estés a gusto y sin agobios. Un sitio para repetir la próxima vez que estemos cerca de San Diego.

Después del sábado cervecero, el domingo nos dedicamos al turismo no cervecero, entre otras cosas porque estaban todas las cerveceras cerradas. El lunes, después de comer y antes de ir al aeropuerto, nos dio tiempo a pasarnos por otra cervecería más: Mission Brewery, situada en el centro de San Diego. Un local muy agradable con una larga barra a un lado y la cervecería en la que hacen las cervezas que sirven al otro.

Mission Brewery

En el pub de la cervecera Mission Brewery

Allí me tomé dos de sus cervezas, y me gustaron bastante: Shipwrecked Double IPA, cargada de malta y lúpulo con mucho aroma cítrico y amargor medio, y Dark Seas Russian Imperial Stout, repleta de malta tostada y aromas de café. Un local al que me gustaría volver para probar más de sus cervezas.

En resumen, un gran viaje y con muy buena cerveza durante el que por desgracia no dio tiempo a visitar todos los sitios que me hubiera gustado. Pero lo bueno de eso es que hay una excusa para volver.

¡Salud!

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